Ruta de los molinos del río Profundo, Villaviciosa, PR-AS 137
Localización
Datos técnicos
Inicio de la ruta
La ruta de los molinos del río Profundo PR-AS 137, comienza en el barrio de Valbucar (Amandi), en Villaviciosa, en la misma carretera del pueblo, cerca de la entrada a la finca La Vega. Llegamos al pueblo a través de la AS-255 (Villaviciosa - Infiesto), en menos de 3 km desde La Villa.
Aparcar el coche
Existen un par de lugares con plazas de aparcamiento a la orilla de la carretera que atraviesa el pueblo, antes del comienzo de la ruta. Si hemos de dejar el coche en cualquier otro lugar, siempre sin obstaculizar ningún acceso, ni molestar a los vecinos.
Resumen de la ruta
La ruta de los molinos de Villaviciosa tiene una dificultad baja-media, es lineal (ida y vuelta por el mismo camino) y discurre en su mayor parte junto al río Profundo por caminos y algún pequeño tramo de carretera sin tráfico. Está bien señalizada y no presenta desniveles importantes: algunas pequeñas rampas en la parte final de la ruta, a partir del molino de La Peña, que podemos eliminar si no subimos hasta Buslaz.
Es una ruta recomendable para épocas calurosas y no tanto si ha llovido con intensidad los días anteriores, a causa del barro que podría haber en algunos tramos.
Unos de los atractivos de esta ruta son los múltiples molinos (muchos en ruinas) que nos podemos encontrar, además de figuras mitológicas, obra del artista mailiayés Hernán García, colocadas a lo largo del recorrido, para disfrute de pequeños y mayores.
El cartel del inicio de la ruta lo encontramos en la misma carretera, unos metros antes de la finca Quinta de La Vega (inconfundible por su puerta de entrada con dos torres almenadas)
Tomamos el camino que bordea la finca La Vega, para girar hacia la derecha y cruzar entre unas pocas casas para tomar un camino ancho que discurre pegado al río Profundo. Un kilómetro más adelante dejaremos el camino para salir a una carretera con escasísimo tráfico que pasan junto a las casas de La Vega y Villaverde.
Después de caminar como medio kilómetro por la carretera la abandonamos para tomar una pista de tierra a nuestra derecha, junto a las instalaciones del El Cierrón, vivero de plantas de frutas del bosque con venta online a particulares y profesionales.
A partir de aquí retomaremos la visión del río, y caminaremos atentos a la presencia de figuras mitológicas presentes en el camino además de encontrarnos con numerosos restos de viejos molinos, en ocasiones el camino discurrirá por tramos de pequeñas escaleras o junto a los canales que alimentaban de agua a los molinos, pero siempre entre una vegatación exuberante.
Después de pasar junto al molino de d`arriba, cruzaremos el río por una pasarela de hormigón que nos llevará a través de una pista ascendente a una zona de pastos conocida como La Prunacea, desde la pista contemplaremos el río desde lo alto.
Un poco más adelante, en una bifurcación, tomaremos el camino descendente de la derecha, para pasar por delante del molín de Pascual, llegando otra vez al río.
Ya no queda mucho para llegar al molín de La Peña, con su hermoso entorno y cascada incluída, punto final para algunos excursionistas.
Desde aquí, subiremos por la izquierda de la casacada, pasando junto a los últimos molinos, entre ellos el molín de arriba (el segundo con esta denominación) que se encuentra en buen estado de conservación.
Tras visitarlo, ascenderemos durante un kilómetro aproximadamente hasta llegar a Buslaz, con un interesante patrimonio etnográfico, en el que destaca el primer hórreo que veremos, típico de la zona de Villaviciosa.
Descripción del itinerario
Dejamos el coche aparcado junto a la carretera, antes de llegar al comienzo de la ruta. Unos metros más adelante, encontramos la entrada de la finca Quinta de La Vega, con su llamativa entrada en forma de castillo.
Retrocedemos unos metros hasta el cartel que nos indica el inicio de la ruta y que coincide en su inicio con la subida a Peña Cabrera. Tomamos el camino señalado por los indicadores, y que discurre por la parte izquierda de la finca Quinta La Vega.
Después de caminar junto al muro de la finca giramos a la derecha, atravesamos unas pocas edificaciones junto a la finca, destacando una bonita panera entre ellos.
A partir de aquí el camino nos llevará junto al río, donde contemplaremos multitud de molinos en distinto estado de conservación y varias figuras mitológicas.
En este tramo encontramos algunas de las primeras figuras presentes a lo largo de la ruta, totalmente integradas en el entorno, a veces en el mismo camino, otras en el mismo río, junto a los molinos de agua....
El río Profundo no suele presentar mucho caudal ni tener grandes saltos de agua salvo en la zona de La Peña, pero tiene rincones muy agradables.
Cuando se cumple el primer kilómetro de la ruta, abandonamos el camino momentaneamente para caminar por una carretera sin tráfico, que nos llevará junto a los barrios de La Vega y Villaverde, donde es posible contemplar uno de los molinos de la ruta. Existen varias fincas y casas con hórreos y construcciones singualres a lo largo de la carretera que merece la pena contemplar.
Seguimos las indicaciones y señales que nos avisan de que debemos abandonar la carretera. para desviarnos a la derecha, pasando por delante del vivero de plantas y arbustos frutales El CIerrón.
Una vez pasado el viviero de El Cierrón, la pista se convierte en camino que nos lleva a la vera del río Profundo, estamos en una zona de vegetación abundante, con muchas zonas en sombra que se agradecen en un día caluroso.
Continuamos viendo figuras de distintos tipos, siempre atentos para no perdernos ninguna de ellas
Justo a la bajada de una de las escaleras hechas con maderos y tierra, vemos una figura con tres personajes que interactúan entre ellos.
También hemos visto los restos de varios molinos: molín de Profundu, molín de El Pitu, molín de Perniles y el molín de Arriba (el último molino de la ruta también tiene este nombre), entre otros. Unos junto al camino otros al otro lado del río, la mayoría casi totalmente derruidos.
Poco después de superar este último molino (molín d'Arriba) nos encontramos una pasarela de hormigón que nos ayudará a cruzar al otro lado del río. El camino ascenderá ligeramente transformándose en una pista forestal y nos adentraremos en una zona más abierta, con prados flanqueados por zonas boscosas: la vega de La Prunacea.
La pista rodea la vega de La Prunacea por la parte izquierda de la fotografía inferior, ascendiendo ligeramente y dejándo ver el río Profundo atravesando esta bonita pequeña vega.
Dejando atrás la vega, la pista cambia de dirección y nos vuelve a llevar al río, donde podremos seguir disfrutando de la presencia de molinos y figuras artísticas.
Veremos el molín de Pascual y el molín de Ullina con su canal de abastecimiento por el que transitaremos camino del molín de La Peña.
El molín de La Peña se encuentra situado en un paraje de gran belleza y es uno de los molinos mejor conservados junto con el último molino de la ruta (molín d'Arriba). Al lado del molino tenemos una bonita cascada que dependiendo de la época del año lleva más o menos agua y forma una pequeña laguna a sus pies.
En ese lugar podemos ver otra de las figuras del recorrido, además de poder ver el interior del molino con parte de su maquinaria restaurada.
¡Por favor, el interior del molino no es un urinario!
Hay senderistas que dan por terminada la ruta en este punto, donde suelen parar a comer algo descansar. Pero nosotros no queremos perdernos la visita al molín d'Arriba ni el pueblo de Buslaz, con su interesante arquitectura.
Por eso tomamos otra vez el camino que sube por la izquierda de la cascada y que nos llevará algo más adelante de nuevo al río.
Siguiendo este camino llegaremos a otra zona boscosa donde veremos el molín de Rosicu y el molín d'Arriba, bien conservado como el molín de La Peña.
Desde aquí seguiremos camino hasta encontrar una pista que nos llevará ascendiendo ligeramente hasta el pueblo de Buslaz. En el cartel podemos ver el recorrido que hemos seguido hasta llegar a Buslaz.
Solo nos queda hacer un pequeño recorrido por el pueblo y contemplar sus hermosas construcciones tradicionales, algunas de singular belleza, antes de emprender regreso por el mismo camino que nos llevó al pueblo.
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